jueves, 21 de septiembre de 2017

El nido de Torcecuello euroasiático (Jynx torquilla)

Casi todas las mañanas,intento,si no tengo el horario ocupado,darme un gratificante paseo por los preciosos Jardines de mi pueblo,Aranjuez.Sus tupidos paseos arbolados,sus fuentes,su historia,es una delicia recorrerlos,siempre es agradable. Tambien tiene su aliciente el echo de poder disfrutar de la gran variedad de aves que en ellos viven o simplemente están de paso,desde pequeños insectívoros como el Herrerillo o el Mito,o con suerte rapaces como el Cárabo o el Gran duque.

Pues bien hace un par de meses,en uno de mis paseos escuche un reclamo muy particular,un ki,ki,ki,ki muy insistente,era el reclamo del Torcecuello euroasiático (Jynx torquilla),ese pequeño duende del bosque,el mas "raro" de los picidos que podemos ver en la península,estaba por allí a escasos metros.Los había visto (algunas veces solo oído) en las riberas de los ríos Tajo y Jarama,pero nunca en los Jardines. Después del primer reclamo se escucho un segundo contestando al primero,haciendo salir al primero de su escondite en un Tilo,dirección al segundo,lo seguí con la mirada para ver donde paraba y hacia allí me encamine,desde una distancia prudencial pude ver a la pareja,atentos,sobre una rama cuando uno de ellos bajo hacia un tronco y se colo en un agujero,¡Sorpresa! había encontrado el nido,en el sitio que menos te puedas esperar,a un lado de un camino muy transitado,pues ahí estaban tan tranquilos criando este par de torcecuellos.Cuando se me paso el subidón y después de observar un rato desde una distancia de seguridad,me fui corriendo a casa para coger mi cámara,volver a bajar y fotografiar esta cita de cría de torcecuello en el Jardín de La Isla,a continuación os dejo algunas fotillos,sobra decir que las fotos están echas desde una buena distancia de seguridad,las hice tirando bien de zoom (mi cámara es una Panasonic Lumix fz72 y las fotos están echas a 120X)y escondido para no molestarlos,de ahí que las fotos no sean la panacea,pero prefiero sacrificar calidad y que ellos estuvieran tranquilos.




















Era un placer verlos subir y bajar en busca de insectos entre el césped,cebar a los pollos,limpiar el nido,todo eso con toda tranquilidad mientras muchas personas paseaban a escasos metros del nido,sin inmutarse lo mas mínimo. Los siguientes días siempre observaba mientras paseaba,hasta que por fin un día los pollos volaron y abandonaron el nido,dejándome un bonito recuerdo en la memoria.